¿Alguna vez has querido ser igual que...?
¿Alguna vez habéis querido ser igual que...? ¿Alguna vez habéis pensado que sois inferiores que...?
Pues siento decirte que no eres el único que lo ha sentido alguna vez en su vida. Enhorabuena, eres humano y tienes derecho a sentir. Pero valórate más y no dejes que tu cabeza plante una mentira, no dejes que plante esa mala hierba que se propaga como la peste, ¿sabías que puede que a la persona que admiras este más llena de complejo que tú mism@?
Así es, la reina de corazones que nos atormenta, parece paradójico, pero es la cabeza. Es el mayor enemigo del ser humano porque conoce todos tus puntos débiles, todas las cosas que te hacen sentir triste o que pueden hacer que no quieras continuar por el camino que los fuegos fatuos marcan. Por ello, cuando te coloques frente al espejo no dejes que la cabeza hable por tus sentidos. Mírate mejor desde el corazón y el amor que sientes al ser tú mism@.
Pues esa persona de la que tienes envidia sana y de la que te gustaría ser una copia, puede estar pensando que realmente se quiere parecer a ti. Sí, aquí entra en juego que Dios da pañuelo a quien no tiene nariz. Pero ahora yo te pregunto:¿no será que al que no le da pañuelos es porque realmente no tiene que sonarse la nariz? ¿Y si realmente lo que necesita es ponerse frente al espejo y gritarle a su reflejo, que es fuerte y poderoso? ¿No crees que debe abandonar su mente por un segundo, salir de su cuerpo y observarse desde otra perspectiva?
La pena es que todos creemos que no llegamos a cumplir el "canón" O la perspectiva que se crea y en realidad, la perspectiva la creas tu. La inferioridad también y no dejas paso a la virtud que te envuelve porque a esa puñetera cabeza no le da la gana de que hoy te sientas guap@. De que hoy te sientas con ganas de brillar. O que sientas que puedes superar todo lo que te propongas.
La cruda realidad es que seguimos viviendo en un mundo en que la gente no deja caer su venda de los ojos para darse cuenta que en el espejo se encuentra el reflejo de su destino y de sus sueños.
De Mª Ángeles Macías Martínez